La obra reconoce y visibiliza a la comunidad sorda de nuestra Universidad al mostrar a todos y todas el alfabeto dactilológico, clave para entender cómo se comunican las personas con discapacidad auditiva.
Una entretenida y significativa inauguración se vivió el miércoles 23 de abril en la USACH, al presentarse oficialmente el Mural de Lengua de Señas, ubicado en dependencias de la Facultad de Ciencias Médicas aledañas a la Facultad de Ingeniería.
La colorida obra del artista Alexis Mariqueo Millacan incluye el alfabeto dactilológico, para aprender a construir algunas palabras con lengua de señas chilena, además de la frase “Tus manos tienen el poder de comunicar” descrita con ese mismo lenguaje.
“Este mural representa mucho más que una expresión artística. Es un acto de reconocimiento, visibilización y valoración hacia la comunidad sorda, su historia, su cultura y su lengua. Porque la lengua de señas chilena no solo comunica, también construye identidad, conecta personas, genera comunidad y abre caminos para una participación plena en todos los espacios sociales”, dijo Leticia Araya Ramírez, Vicerrectora de Calidad de Vida, Género, Equidad y Diversidad (VICAVIGED).
“Nuestra Vicerrectoría tiene el compromiso ético y humano de impulsar una universidad que acoja las múltiples formas de ser, de expresarse y de convivir. Este mural es una expresión concreta de ese compromiso, en línea con el sello de nuestro Plan de Desarrollo Institucional, donde la inclusión no es un concepto abstracto, sino una práctica viva que nos orienta día a día”, agregó la autoridad.
Esta iniciativa fue una gestión colaborativa entre VICAVIGED, a través de su Departamento de Inclusión y Derecho a la Diferencia (DIDD); la Vicerrectoría de Vinculación con el Medio; la Facultad de Humanidades, y la Facultad de Ciencias Médicas.
La ceremonia contó con la presencia de Gonzalo Zapata Vera, director del Departamento de Educación Física, Deporte y Recreación de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, y Laura Bedoya Martínez, directora de la Escuela Básica Especial Santiago Apóstol, cuyos alumnos con discapacidad auditiva tuvieron un importante protagonismo en la parte final. Esto gracias a la dinámica lúdica que impulsó el DIDD, con juegos como una sopa de letras con lengua de señas y escenarios de comunicación entre una persona sorda y alguien que oye sin problemas.